[vc_row][vc_column][vc_column_text]Hay escáner en las barreras de acceso, el control de pasaportes, o incluso para la compra de una botella de vino libre de impuestos
Los quioscos de facturación de una aerolínea china ofrecían a los pasajeros la opción de registrarse utilizando documentos, o el rostro.
En las barreras de acceso del tren, el control de pasaportes, o incluso para la compra de una botella de vino libre de impuestos, los escáneres de reconocimiento facial están por todas partes en el aeropuerto más nuevo de la ciudad: el Aeropuerto Internacional de Beijing Daxing, que tiene forma de estrella de mar.
La tecnología, que asocia el rostro de un pasajero con su pasaporte en el momento de la facturación, acelerará todo el proceso a través de un aeropuerto, según Wang Qiang, subdirector general de planificación y diseño.
Se espera que Daxing, que se inauguró en septiembre, registre más de 100 millones de pasajeros al año para 2040. Es una pieza central del impulso estratégico del presidente Xi Jinping en la aviación. China se encamina a convertirse en el mayor mercado de viajes aéreos del mundo a principios de la próxima década.
La omnipresencia de la tecnología pone de relieve el avance de China en comparación con el resto del mundo en la vigilancia facial. La tecnología se está utilizando en las cadenas de comida rápida o en el sistema de metro de la capital, pero no sin críticas.
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